En el Camino Real de Ulea, se destaca como uno de los mejores monumentos históricos de Ulea, la Torre del Puerto de la Losilla, en pleno corazón del Valle de Ricote. Esta torre con su larga historia se ha dejado caer poco a poco, ya que no se le ha prestado la suficiente atención para poder conservarla como patrimonio histórico de Ulea, dado a su historia han habido pueblos limÃtrofes que han querido usurpar su nombre, lo que más nos duele es que desde la Edad Media 1412, fecha de su ejecución, nadie de los mandantes de Ulea ha dicho ni lo más remoto acerca de tal evento, ni antes, ni ahora, es que no les ha interesado mucho la cultura de su pueblo. Yo en los años 1956 doy fe de haberla conocido con una altura de unos 7 a 9 metros y desde ese tiempo a nuestros dÃas ha sufrido grandes impactos, quedando en estos momentos sólo un morrón de cimientos de un medio metro escaso. El paso por la Losilla. La Losilla es un punto estratégico dentro de la VÃa Complutum que llegaba desde Cartagena hasta la Losilla en Ulea, seguÃa por la Mancha hasta Toledo, Alcalá de Henares y finalmente hasta Santiago de Compostela. VÃa construida por los romanos posible VÃa Saltiegi. Ya que en los lÃmites de Archena con Ulea, hay tratadistas que dicen que se ha encontrado un miliario sobre el siglo XVIII y que nadie, años después, sabe su paradero o su existencia. La Orden de Santiago, Orden Militar y Eclesiástica, para poder subsistir se da cuenta del punto estratégico de la Losilla por ser un punto en lo mas alto de Murcia y por ser una vÃa de comunicación hacia la Mancha y Toledo, que mas tarde llegarÃa a Alcalá de Henares y seguirÃa hasta Santiago de Compostela Dicha Torre, una torre hecha de cemento de 11,20 metros de alta, redonda para poder observar 360 grados y una puerta levadiza con dos vigÃas que observaban cómo se movÃan los carros, ganado y todo lo movible, colocan un impuesto a todo viandante que hiciera uso de su tránsito por esa Cañada Real de Ulea. En la Edad media los que importan el Portazgo o arancel, dieron origen a numerosas protestas, escándalos y pleitos, teniendo que actuar los Concejos afectados ante el apremio vecinal que protestaban, con razón, al ser privados de sus derechos. En el siglo XV, es tal el conflicto, que se tiene que utilizar la fuerza de las armas para aplacar la situación del momento.